NO SE TRATA DE LOGICA, por Jorge Gómez Barata

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: MAS SABE EL DIABLO POR DIABLO QUE POR FOX

FRONTERA MEXICO- EEUU:

                                                 NO HABLEMOS DE LOGICA

 

 

                                                                                    Jorge Gómez Barata

 

Quienes se conformen con una aproximación elemental, difícilmente comprenderán la esencia de los problemas en los límites entre México y los Estados Unidos.

Al considerar "lógico" el envío de la Guardia Nacional a la frontera común y afirmar que "México también quiere seguridad en ella...”, el presidente Fox contribuye poco al esclarecimiento de un fenómeno de raíces históricas y sensibilidades a flor de piel.

Plantear el problema como si las actuales demarcaciones fueran frutos legítimos y al margen de las inevitables derivaciones de los trascendentales sucesos que le dieron lugar, no parece ser un buen punto de partida.

Las fronteras son límites entre países, generalmente establecidos desde tiempos pretéritos, que obedecen a una lógica y existen conforme a derecho. La delimitación fronteriza exacta acompaña a la modernidad y al establecimiento de los estados nacionales.

En el pasado, los cambios fronterizos más trascendentales estuvieron  asociados al establecimiento y a la caída de los grandes imperios de la antigüedad y de las metrópolis coloniales de la era moderna, a la disgregación del sistema colonial, a las guerras mundiales y últimamente a la disolución de la Unión Soviética.

Históricamente en ninguna parte hubo más cambios fronterizos que en Europa donde se encuentra el ejemplo más antológico: Polonia, varias veces repartida hasta el punto que en 1797, como consecuencia de la rapiña de algunas potencias, fue borrada del mapa durante cien años.  

En ninguna época, ningún país fue objeto de un despojo territorial comparable al que sufrió México a manos de los Estados Unidos; a la vez, ninguna Nación realizó una expansión territorial comparable a la de Estados Unidos que en 1776 no llegaba al millón de kilómetros cuadrados y doscientos años después poseía casi diez millones.

Tal estirón territorial fue posible porque las fronteras se fijaban donde acampaban los convoyes de los colonizadores, que avanzaban en todas direcciones. Nada detuvo una expansión que no vaciló en exterminar a los pueblos originarios y presionar a las decadentes potencias europeas para adquirir a sus expensas enormes territorios.

Las fronteras mexicanas, entonces verdaderamente inseguras, no soportaron la invasión norteamericana, realizada no por humildes e indefensos labriegos, sino por tropas elites mandadas por brillantes generales, algunos de los cuales ocuparían luego la presidencia del país.

El carácter problemático de las actuales fronteras de Estados Unidos con México, se debe, en primer lugar al modo extraordinariamente anómalo como fueron establecidas, como fruto de una guerra de rapiña hace apenas siglo y medio.

Cuando en 1941 Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill suscribieron la Carta del Atlántico, que sirvió de base a la formación de la coalición anti fascista y más tarde a la Carta de la ONU, ambos renunciaron a las conquistas territoriales y subrayaron que las fronteras de todos los países serían respetadas, era tarde para México.

No obstante, como consecuencia de la guerra, dos países quedaran divididos: Alemania y Corea y en ellos nacieran límites jurídicamente discutibles.

El Muro de Berlín y la valla divisoria en Panmunjon que nunca fueron reconocidas como fronteras porque en realidad eran anomalías que subordinaron la unidad nacional de los pueblos afectados a fenómenos de carácter geopolíticos y contenciosos ideológicos, cosa que ocurre también con la frontera caprichosamente establecida por Israel para aislar a Palestina.

Allí donde en las fronteras se levantan muros, hay injusticia y despojo. Los muros son virtuales donde la ley y la razón no han podido sentar sus reales. Donde hay muros falta diálogo y comprensión.

El Muro de Berlín era una afrenta porque creó una frontera donde nunca debió haberla. El muro norteamericano separa tierras que nunca debieron estar bajo diferentes banderas.

Aquellos polvos trajeron estos lodos e ignorar un problema no es resolverlo.