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  • To: "ifardale" <ifardale@rhc.cu>
  • Subject: CHIHUAHUAS MUTANTES, por Jorge Gómez Barata
  • From: Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>
  • Date: Mon, 9 Oct 2006 17:21:10 -0400

Title: LOS CHIHUAAS

CHIHUAHUAS MUTANTES  

 

                                                                    Jorge Gómez Barata

 

Las afirmaciones de las ciencias sociales son validas para el análisis de períodos de tiempo suficientemente extensos como para que los procesos históricos maduren, desplieguen sus potencialidades y provoquen las mutaciones que inicialmente no pueden ser percibidas.

Los sucesos realmente trascendentes, rebasan el horizonte de las anécdotas. Quienes viven al día y atienden sólo las apariencias, suelen ser prisioneros de la inmediatez, incapaces para trascender lo factual y penetrar en las esencias.

Al promover la emigración masiva de cientos de miles de personas de la Cuba prerrevolucionaria y después, durante casi 50 años, de las generaciones crecidas con la revolución, creando con esa contradictoria amalgama un enclave cubano en Miami, Estados Unidos puede haberse tragado un “Caballo de Troya”.

Es cierto que la emigración cubana asentada en Miami forma una masa que intoxicada por un discurso político revanchista, primitivo, contaminado por los intereses y las pretensiones norteamericanas y envenenada por la violencia y el terrorismo, asume una posición predominantemente anti nacional, también lo es, que las circunstancias que motivan ese comportamiento no son eternas.

Desde 1978, con el auspicio y la presencia de Fidel Castro, las autoridades revolucionarias iniciaron un proceso de diálogo con la emigración radicada en los Estados Unidos que, pasando por diferentes etapas y soportando las pruebas a que ha sido sometida por la política norteamericana, avanzó lo suficiente como para permitir la normalización de los viajes, la reunificación familiar, el envío de remesas, los intercambios académicos, culturales e incluso políticos y la celebración de grandes encuentros como fueron, las Conferencias de la Nación y la Emigración.

El actual estado de beligerancia de la emigración cubana radicada en Norteamérica no es genético ni de naturaleza clasista, sino producto de circunstancias coyunturales asociadas, sobre todo al diferendo entre Cuba y los Estados Unidos, que obviamente no será eterno y que para atenuarse y resolverse no necesita que ninguno de los dos países deje de ser lo que es. La revolución puede convivir con el imperio, con la única condición de que el imperio asuma un comportamiento idéntico y decida convivir con la sociedad cubana tal y como es.

El día que tal cosa, por demás inevitable ocurra, la contrarrevolución dejará de ser un negocio, la mafia de Miami será pasado, la emigración cubana dejará de comportarse de modo antinacional y su ubicación en la sociedad norteamericana no será un factor hostil ni un perjuicio para la Nación cubana, sino todo lo contrario.

Nada de eso está a la vuelta de la esquina, ni será de rosas el camino, pero ocurrirá, si algo no conoce la historia es la marcha atrás. El tiempo es unidimensional, transcurre del pasado al futuro y nadie puede cambiarlo.

No hay que dejarse engañar, el affaire de los periodistas de origen cubano, expulsados y readmitidos en el Miami Herald y el Nuevo Herald, por recibir remuneración del gobierno norteamericano, es parte de un   contradictorio y laberíntico proceso, a través del cual la razón y la sensatez se abrirán paso hacía una normalidad que no implica capitulación.

Creo que recibir dinero del gobierno de los Estados Unidos por hacer una mendaz propaganda (no análisis ni nada parecido) contra Cuba, es repugnante, aunque de ninguna manera es una novedad ni un invento de los cubanos, sino de la CIA, la USIA, la VOA y otras agencias norteamericanas.  

Como parte del suceso, Tom Fielder, editor de The Miami Herald,  acudiendo a un lenguaje racista y arrogante, llamó chihuahuas, es decir perros, no sólo a los periodistas, sino a los cubanos que, utilizando la capacidad que Estados Unidos les dio para usarla contra Cuba, le pasaron la cuenta, obligando a una retracción pública. Salió bien. Kennedy la pasó peor.

Aunque falderos, los chihuahuas son perros y un calificativo así, en boca de un gringo y referido a la comunidad cubana, no conquista demasiados aplausos, no sólo en Miami sino tampoco en Cuba.    

No quiero acudir a las comparaciones grandilocuentes, pero la idea de Maceo de que para confrontar a los Estados Unidos él podía estar al lado de España, contiene una moraleja que lo trasciende y nos implica. Todavía no son estos pero, algún día los norteamericanos se percataran que, además de cuervos, han criado chihuahuas transgénicos.


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