MARAVILLAS Y CANALLADAS, por Jorge Gómez Barata

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: LAS SIETE CANALLADAS DE LA ERA MODERNA

MARAVILLAS Y CANALLADAS

                                                                      Jorge Gómez Barata

 

Para la cultura occidental la autocrítica no existe. Se trata de una ideología consecuente consigo misma que jamás se desmiente y cuando descubre una mácula, la asume sin cuestionarla, la lava y muchas veces la glorifica. 

El mundo antiguo occidental, de brutalidad inaudita, fue reivindicado al convertir a Grecia y a Roma en paradigmas civilizatorios. Alejandro y los césares romanos, fueron considerados por la posteridad como instrumentos de una voluntad suprema que los empujó a conquistar, no para explotar y saquear, sino para civilizar. Del resto se encargó Hollywood que convirtió al circo romano en espectáculo dominical y a los gladiadores en figuras románticas.

Aunque tal vez no vale la pena la herejía de disentir del meta relato que explica el mundo global, de vez en cuando se descubre que no todos hemos sido totalmente entontecidos y que algunos tienen todavía sensibilidad para saber que las pirámides, loadas como maravillas, son el más sólido de los monumentos levantados al despotismo.    

Aunque el debate académico en torno a cómo fueron transportadas, elevadas y colocadas cada una de las enormes piedras que las forman, prevalece sobre las reflexiones en torno a la absurda vanidad de quienes hicieron sufrir a pueblos enteros durante siglos, para construirse semejantes tumbas.

Ocurre así porque a la historiografía basada en el conocimiento positivo y en evidencias tangibles, le interesan sobre todo los hechos, las pruebas y los resultados. Para ese enfoque que promueve la homologación que deriva hacia un pensamiento único y una estandarización a escala global, la llegada de los españoles a América, de los europeos al África y de los británicos a la India fueron eventos positivos,  porque introdujeron la lengua, la religión, el ferrocarril y todo lo demás.

Para esa lógica de pensamiento, la esclavización y el extermino de los pueblos originarios, el aplastamiento de las culturas autóctonas, la exclusión de la población nativa, fueron costos del proceso civilizatorio, ahora llamados daños colaterales.    

No obstante, milagrosamente algunos restos arqueológicos (muy pocos), testimonios de un antiguo esplendor y del talento, la creatividad y la sensibilidad de los pueblos colonizados sobrevivieron a la depredadora conquista para ahora, salvo excepciones, como la labor de preservación de la UNESCO y la obra de algunos gobiernos, servir de atractivo turístico.

Incluso, cuando se simulan actitudes de reconocimiento y se pudiera creer que se hace justicia, asoma la superficialidad, muchas veces unida al interés mercantil como ocurrió con la encuesta y votación para seleccionar otras siete maravillas.

Como quiera que se conocen las viejas y nuevas maravillas, unas establecidas, otras que no necesitaba de semejante publicidad, sería interesante promover una reflexión acerca de las grandes canalladas de la modernidad. Entre otras pudieran postularse:

- La conquista y la colonización de América, incluidas la esclavización, el exterminio, el saqueo, la evangelización, el aplastamiento de la cultura, la lengua, los credos y la exclusión de los pueblos originarios. 

-La trata de esclavos y el comercio negrero, que no fue un exabrupto ni un error pasajero sino la más grande aberración provocada por la codicia sostenida a lo largo de cuatros siglos.  

-Las Cruzadas, primer intento de las elites políticas de occidente, integradas entonces por los reyes, los príncipes y los papas, por ocupar, esclavizar y saquear a los pueblos del Levante.

-El antisemitismo y el holocausto judío, máxima expresión del racismo y la intolerancia frente a una creencia y un estilo de vida, originalmente  repudiado por el propio occidente.

-La inquisición, suprema expresión de intolerancia que manipulando los argumentos de la fe, obstaculizó el desarrollo científico, condenó a la muerte y a la cárcel a las mentes más ilustres del medioevo para sostener por la fuerza y la arbitrariedad los dogmas religiosos.

 Junto a estas pudieran sumarse el subdesarrollo, la destrucción del medio natural, el despilfarro de los recursos energéticos del planeta, todas las expresiones del racismo y naturalmente, la despiadada explotación económica de unos hombres por otros.

Lamentablemente el mundo se hizo de una mezcla en la que las maravillas que son de lo mejor, no han podido prevalecer sobre las canalladas.