LA HORA DE LAS DAMAS, por Jorge Gómez Barata

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: ACIDO

LA HORA DE LAS DAMAS

 

                                                           Jorge Gómez Barata

 

En el ajedrez las damas son las piezas más importantes, cosa que no ocurre en la política norteamericana, lo que disminuye las opciones de Hillary Clinton y minimiza las de Barack Obama, porque las blancas juegan primero.

El partido Demócrata, tanto como el Republicano, son maquinarias políticas diseñadas para la competencia electoral, no entidades inclinadas a los experimentos sociales, mucho menos con el grado de incertidumbre que significa comprobar si los Estados Unidos están o no listos para ser gobernado por una mujer o por un negro.

Descontando a las figuras históricas de la revolución: George Washington, John Adams, Thomas Jefferson y James Madison, los presidentes norteamericanos han sido: vicepresidentes (15), gobernadores (10), senadores (8) Secretarios (5), congresistas (4) y tres jefes militares. Nadie ajeno a la maquinaria política fue electo. Los independientes que más lejos llegaron fueron Ros Perot y Ralph Nader.  

De los 44 presidentes, 20 han gobernado dos períodos y Roosevelt lo hizo en cuatro mandatos. Dos fueron sometidos a juicio político, uno renunció y ocho murieron en ejercicio. Sólo dos presidentes norteamericanos no han sido electos por el pueblo: George Washington, que fue designado por la Convención Constituyente y Gerald Ford, que fue vicepresidente y presidente sin ser electo para ninguno de los dos cargos.

Para lanzarse a la campaña por la presidencia, Hillary Clinton pondrá como condición un fuerte apoyo del partido Demócrata, cosa muy difícil de conseguir, pues difícilmente otros políticos que se consideren presidenciables se abstendrían de participar en la carrera. Una derrota en la búsqueda de la nominación podría sepultar su carrera política que, por otra parte, ha llegado a un punto en la que figuras tan brillantes como ella suelen estancarse. Después de Senador sólo queda vicepresidente y presidente.

Una maniobra que seguramente se intentará será la de buscar un candidato masculino con posibilidades ganadoras y tratar de convencerla para que acepte la vicepresidencia, cosa que, dependiendo de quien fuera el candidato, probablemente ella consideraría.  

Si bien Hillary tiene a su favor su matrimonio con Clinton, durante la campaña los republicanos tratarían de despedazarla, manipulando, no sólo sus vulnerabilidades, sino también las de su cónyuge.

Hillary tendrá que neutralizar la idea de que, al votar por ella se estará eligiendo a Clinton por persona interpuesta, la Senadora debería estar dispuesta a ventilar nuevamente los escándalos sexuales y de otro tipo que perturbaron su estancia en la Casa Blanca. Tal vez sea demasiado para ella.

El caso de Barack Obama es más claro, es obvio que tiene muy pocas opciones de ser nominado y menos de ser elegido, difícilmente el partido se arriesgue a un empeño que parece una aventura. La opción de correr como vicepresidente es más probable.

Ambos han comenzado temprano, porque en el peor de los casos, incluso cuando definitivamente no aspiren a la nominación, pueden recibir, como ya ocurre, una importante inyección de publicidad gratuita que pudiera catapultarlos a un importante puesto en una administración demócrata liderada por un varón blanco que, para muchos norteamericanos es como debe ser.