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  • To: <freddyb1506@cantv.net>
  • Subject: Entrevista a Manuel Cabieses
  • From: Revista Punto Final <punto@interaccess.cl>
  • Date: Wed, 24 Jan 2007 14:53:06 -0300
  • Content-transfer-encoding: 8bit
  • User-agent: Microsoft-Outlook-Express-Macintosh-Edition/5.02.2022

Adjunto entrevista a Manuel Cabieses, y el link del sitio de Casa de Las
Americas donde esta publicada.
Atentamente
Francisca Cabieses

http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=3533

Entrevistas 
En «Punto Final» simplemente fuimos haciendo camino
Serán los propios pueblos, mediante sus luchas, los que diseñen el
socialismo del Siglo XXI  Entrevista al periodista chileno Manuel Cabieses,
Jurado de Literatura Testimonial del Premio Casa de las Américas

por Deny Extremera 

En 1965, Manuel Cabieses y Mario Díaz fundaron la revista Punto Final. Sus
páginas, que recibieron muy pronto la colaboración y el aliento de
importantes escritores e intelectuales chilenos, fueron reflejo de un
periodismo rebelde, analítico, exhaustivo y, sobre todo, enfilado a la
verdad. En 1973, el golpe de Estado forzó su clausura y sus periodistas
corrieron la dura suerte del exilio, la prisión o la muerte. A muchos años
de distancia, Cabieses recuerda aquellos días y modestamente repite que en
la llegada a Cuba del Diario del Che en Bolivia el equipo de Punto Final
tuvo sólo un rol, casi casual, de intermediario.

El 11 de septiembre de 1973, la edición 192 de Punto Final llegaba a los
kioskos y era confiscada por los militares. Constituía una alerta ante la
conspiración que tuvo, precisamente ese día, su cruento desenlace. En la
portada se leían los titulares ?El Sur bajo régimen militar? y ?Soldado: la
patria es de la clase trabajadora?. En una comunicación radial, el propio
Pinochet ordenaba: ?Justamente el personal que trabaja allá en Punto Final,
todo el mundo ahí debe ser detenido?.

Las oficinas de la publicación fueron asaltadas. La colección de la revista
y el archivo con centenares de fotografías y documentos desaparecieron bajo
las llamas. Augusto Olivares murió en La Moneda. Jaime Barrios fue torturado
y fusilado; sus restos habrían sido lanzados al mar. También fue asesinado
el cineasta y poeta Máximo Gedda Ortiz luego de terribles torturas. En una
emboscada de la DINA fue baleado, en 1977, Augusto Carmona Acevedo. José
Carrasco, tras pasar por campos de concentración y el exilio en Venezuela y
México, fue asesinado en 1986...

Cabieses estuvo preso dos años, marchó al exilio y regresó clandestino a
Chile a fines de los ´70. Permaneció así hasta 1989, cuando revivió a Punto
Final tras 16 años de clausura forzada que, ha dicho, cuentan para la
historia de la revista porque ?el tiempo perdido es un tiempo que también
nos pertenece?. Hoy, a los 73 años, se mantiene al frente de la revista, que
sigue siendo una mirada crítica, desde la izquierda, a los temas más
urgentes de América Latina.

¿Le tomó por sorpresa lo sucedido el 11 de septiembre de 1973?

?No, no tan de sorpresa. Yo era militante del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria, MIR, y estábamos conscientes de que venía un golpe,
alertados de la alta posibilidad de que ocurriera... Lo que fue realmente
una sorpresa para mí y la mayoría de mis compañeros, y para Chile en
general, fue la brutalidad, la bestialidad del golpe. La violencia, el odio
que desataron los militares, y no sólo ellos, sino sus socios civiles. Fue
algo impactante, sorprendente, inexplicable para mucha gente.

?Por ejemplo, en las cárceles en que estuve preso uno de los temas de
conversación de los presos era éste: por qué se había producido el golpe,
por qué los militares y sus socios civiles actuaban con tal ferocidad. No
encontrábamos respuesta, porque el gobierno de la Unidad Popular no había
cometido ningún exceso, ningún atropello de los derechos humanos de sus
opositores ni nada por el estilo?

?En una ocasión conversé con un dirigente campesino que estaba preso conmigo
en el campamento de Chacabuco, en el norte del país, y apuntó algo que quizá
fue la clave de lo que había ocurrido, en cuanto a que nosotros, la gente de
izquierda, nunca habíamos sentido el odio de clase que sí sentían nuestros
enemigos por nosotros? No habíamos tenido tampoco la sensibilidad o la
astucia de darnos cuenta de ese odio.

?En realidad, los partidarios de la  UP, la gente de izquierda que defendía
al gobierno de Allende, vistos a los ojos de hoy y de la experiencia, éramos
de una ingenuidad atroz. Creíamos que el camino que estábamos siguiendo iba
a ser respetado según las normas de la constitución y las leyes... Eso es
puro cuento, no va a ocurrir nunca; ya hemos visto lo que ha sucedido en
Venezuela, todos los esfuerzos que se han hecho por derrocar al presidente
Chávez y dificultar su gestión. No me cabe duda de que lo van a seguir
haciendo, porque, además, el enemigo cuenta, como contaba en Chile, con una
serie de recursos con que franquea la legalidad, como la propiedad de los
medios de comunicación, una serie de recursos para seguir conspirando y
pensando en la posibilidad de un golpe o un crimen político.?

Manuel, ¿qué tenía en mente aquel día de 1965 en que salió con Mario Díaz a
la calle a vender el primer número de Punto Final?

?No recuerdo lo específico, lo exacto, pero no era nada trascendental. Era
más bien una enorme alegría al comprobar que habíamos logrado un objetivo,
pues cuando nace el proyecto, relativamente modesto, tenía el propósito de
ser instrumento para que periodistas que se veían limitados y censurados en
sus medios, como nos ocurría a Mario y a mí, tuvieran un espacio para
escribir con plena libertad sobre distintos temas.

?Me gustaría falsear la historia y decirlo de una manera más significativa:
teníamos un gran proyecto político, periodístico, histórico? No. Pasó como
la mayoría de las veces en la vida real: fuimos haciendo camino, y fuimos
dándonos cuenta de que habíamos tenido cierto éxito a partir de un esfuerzo
inicial. La revista partió financiándose de nuestros salarios en otros
medios. Tuvo un nivel de ventas aceptable como para seguir, y nos dimos
cuenta de que podíamos poner este instrumento al servicio de las ideas
políticas que compartíamos con otros compañeros, fundamentalmente
periodistas, pero también abogados y de otros campos.

?Junto a ocho o diez compañeros dimos el siguiente paso: constituir la
publicación en una revista propiamente, pues al inicio era una suerte de
folleto sobre un solo tema. Teníamos como elemento de unión nuestra
militancia de izquierda, aun siendo de distintas vertientes.

?Así creció y continuó saliendo la revista ?con los incidentes y los
avatares ya conocidos? hasta el día de hoy??

CHILE, AMÉRICA LATINA Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

La muerte de Pinochet ha sido uno de los hechos que recientemente han puesto
en evidencia las cuestiones pendientes que tiene la sociedad chilena, y sus
partidarios siguen ufanándose de que dejó un país próspero, la economía más
sólida de América Latina.

?Es lamentable que haya muerto sin ser condenado en alguno de los numerosos
procesos que se iniciaron. Y fueron procesos de todo tipo, desde violaciones
de los derechos humanos hasta el saqueo de caudales del Estado, que
enriqueció a Pinochet, su familia y círculo de poder. Lo primero que viene a
la mente al hablar de esto es esa deuda que quedó pendiente?

?Ahora, respecto al fondo de tu comentario, hay un hecho real: la dictadura
militar no consistió sólo en Pinochet y las Fuerzas Armadas, también hay que
hablar de la alianza entre las Fuerzas Armadas y sectores empresariales
nacionales y extranjeros? No se debe reducir totalmente el tema a Pinochet,
que en realidad no tiene el triste mérito de representar en su totalidad el
conjunto de factores que componían la dictadura.

?Lo cierto es que esa dictadura instauró un modelo económico, social,
cultural, político, que se mantiene casi intocado hasta el día de hoy,
fundamentalmente en el plano de la economía. Lo que se instauró en Chile fue
un modelo de economía de mercado, neoliberal, quizás el más desarrollado y
el más ortodoxo a la vez instaurado en América Latina, que se mantiene hasta
hoy sin manifestaciones sustantivas.

?Los gobiernos civiles elegidos por el pueblo desde 1990 a la fecha, a pesar
de estar compuestos por partidos que fueron opositores a la dictadura y muy
críticos del modelo neoliberal, han mantenido intocado el modelo económico,
y ese modelo económico tiene aspectos que permiten, sobre todo a la
propaganda favorable al modelo y a los partidarios de Pinochet, jactarse de
su éxito: me refiero a un bajo nivel de inflación, la llegada de capital
extranjero en cuantía, el desarrollo de sectores productivos, la apertura de
nuevos mercados? Una economía que se basa, pues, en la mercantilización de
las relaciones en todos los planos, y que permite a parte de la población
vivir mediante el crédito, tener un alto nivel de vida basado en el
endeudamiento. 

?Los sectores pinochetistas, de derecha, aprovechan esto y sostienen que si
los gobiernos de concertación han cuidado el modelo económico es porque
están reconociendo su validez.?

¿Cuál es entonces el camino de Chile, si siguen las cosas cómo van?

?En Chile es cada vez más evidente la necesidad de levantar una alternativa
real al modelo neoliberal, no sólo en el plano de la economía, sino también
en lo político, en la constitución política del Estado y en su reflejo del
modelo económico; en lo cultural, lo educacional, la salud? Una alternativa
que se base fundamentalmente en las ideas que hoy predominan en este
movimiento de cambios políticos, económicos y sociales que vienen dándose en
América Latina, inspiradas en lo que de forma genérica se suele identificar
como socialismo del Siglo XXI.

?Una alternativa real, en Chile, no puede sino inspirarse en esas ideas
porque esta necesidad fluye de la constatación de que los gobiernos de la
concertación de partidos por la democracia, que ya llevan 17 años en el
gobierno, casi tantos como los que estuvo la dictadura militar en el poder,
no tienen ninguna intención de cambiar ese modelo.

?El problema, empero, no sólo es constatar la necesidad, sino que hay una
dispersión de fuerzas sociales y políticas, un debilitamiento de la
izquierda en general que hace difícil esa tarea.?

Cada nueva oportunidad, cada esperanza de cambio frustrada se convierte en
un golpe, un retroceso o una demora, y no llega el cambio...

?No ha cambiado nada en esencia? Lo que podríamos llamar las fuerzas del
cambio, o la izquierda, las fuerzas políticas, ideológicas, sociales,
partidarias del cambio en Chile, están muy disminuidas y muy fragmentadas.
En los procesos electorales, más del 90% de los que votan lo hacen ya sea
por la derecha o por la concertación, y ambas encarnan la defensa del modelo
neoliberal. Sólo el 5% vota por la alternativa que podemos llamar de
izquierda. 

?Y esto se debe a que pasamos por la experiencia de 17 años de una dictadura
militar que aplicó el terrorismo de Estado a fondo, que fracturó, debilitó y
en algunos casos liquidó físicamente a organizaciones políticas y sociales,
de manera que la izquierda chilena aún no ha logrado reconstruirse. Está muy
atomizada, muy fracturada por distintas visiones a veces muy dogmáticas, muy
sectarias en algunos casos, que han impedido hasta ahora configurar un
proyecto político alternativo.?

Estaba hablando del socialismo del Siglo XXI y Punto Final celebró su
aniversario 40 con un seminario sobre el tema. Se está usando el término
pero no hay una definición clara, suficiente. ¿Qué es para usted, a grandes
rasgos? 

?Nosotros en la revista Punto Final estamos tratando de ocuparnos bastante
del tema a partir de eso que dices. La verdad es que no existe una propuesta
coherente sobre lo que es y lo que quiere el socialismo del siglo XXI,
porque es una propuesta que fundamentalmente ha puesto sobre el tapete el
gobierno venezolano, y a la cual hoy empiezan a contribuir distintos
intelectuales, políticos, dirigentes sociales?

?Creo que va a pasar un buen rato sin que todavía podamos articular un
sistema de ideas, de propuestas, que incluya una visión representativa de
millones de opiniones de lo que debería ser el socialismo del siglo XXI.
Inevitablemente es un proceso difícil, porque no se trata de reunir en un
determinado lugar a los representantes de tales y cuales partidos y que
debatan una propuesta de socialismo del siglo XXI y que de ahí salga una
propuesta de los pueblos.

?Creo que va a tener que ser al revés: serán los propios pueblos, las
organizaciones sociales y de base; los campesinos, los indígenas, los
jóvenes, la diversidad de los sectores sociales latinoamericanos, mediante
sus luchas y sus experiencias, los que vayan diseñando las características
que va a asumir el socialismo del Siglo XXI.

?Naturalmente, cada uno de nosotros, tú, yo, cada latinoamericano, tiene en
su cabeza su propia idea de qué debería ser el socialismo del siglo XXI? Yo,
en esta etapa tan primaria de un debate que va a ser tan rico, creo que
esencialmente el socialismo del Siglo XXI va a recoger la diversidad, algo
que el socialismo del siglo XX no fue capaz de acoger en su seno. Me refiero
a entender al ser humano en toda su complejidad y no pretender que se pueden
hacer políticas uniformes para masas uniformes. Se trata de pueblos donde
existen contradicciones, compuestos por seres humanos que tienen distintas
aspiraciones, formas de expresarse distintas, formas culturales locales y
regionales que hay que respetar.

?A mi juicio, uno de los aspectos fundamentales de ese socialismo del Siglo
XXI es una concepción de libertad muy fuerte, que rescate para el socialismo
una bandera esencial como la de la libertad u otras que nos fueron
arrebatadas a los revolucionarios, a las fuerzas que luchan por el
socialismo, como por ejemplo el respeto a los derechos humanos? Mira qué
sucedió en el mundo, que de repente las fuerzas más reaccionarias, más
retrógradas, se convirtieron en las abanderadas de los derechos humanos,
cuando evidentemente el respeto al ser humano es una bandera nuestra, un
principio nuestro. 

?Sabemos indudablemente que, cualesquiera ingredientes que contenga el
socialismo del siglo XXI, lo sustantivo es la justicia social.?

Después de una primera oportunidad histórica del socialismo en el siglo XX,
llega pronto esta nueva oportunidad en América Latina si nos fijamos en los
plazos históricos. Pasaron el derrumbe del socialismo, el fin de la historia
y el auge y crisis del neoliberalismo y hoy se habla de socialismo en
América Latina... ¿Qué conclusión ha sacado al respecto?

?Es que América Latina es un continente mágico. Fíjate lo que ha ocurrido.
Permite ser muy optimistas en esto que estamos hablando. ¿Quién se iba a
imaginar que un teniente coronel que en el año ´92 lidera una insurrección,
fracasa y va preso, es elegido presidente de la república 6 años después, y
hasta ahora afronta como nueve elecciones y plebiscitos y acumula un
respaldo de más del 60%?

?Este teniente coronel, golpista para las izquierdas del ´92 en América
Latina, era muy sospechoso. Fue a Chile en el ´94, cuando salió de prisión,
y nadie lo recibió, ninguno de los partidos o grupos de izquierda; claro que
estamos hablando de un Chile traumado por la experiencia militar, pero así
pasó en otras partes, su imagen para muchos era la del milico golpista.
¿Quién iba a imaginarlo elegido, haciendo un proyecto popular con apoyo
popular, de corte socialista y con tanta influencia en el continente, en un
proceso que rebasa fronteras? ¿Quién iba a imaginar que un indígena iba a
ser elegido presidente en Bolivia e iba a dar inicio a un proceso de
transformaciones tan radicales, quizás las más profundas de Sudamérica?

?Y así, vienen ocurriendo otras cosas en estos pocos últimos años. Cambia el
panorama en Argentina. Ahora hay esperanza de cambio en Ecuador. Brasil, una
de las mayores potencias del mundo, aún con sus limitaciones, aporta a este
movimiento una importante proyección internacional.

?Hace algunas décadas, cuando triunfó la Revolución Cubana, fue una sorpresa
que descolocó a buena parte de la izquierda latinoamericana, y fue mirada
con dudas, recelos, en ciertos sectores de la izquierda. Ahora no ha
ocurrido exactamente lo mismo, porque son períodos históricos distintos,
pero en la esencia hay algo de eso: un renacer, una retoma de iniciativa de
las fuerzas revolucionarias en América Latina, y no estoy hablando de
fuerzas orgánicas ni de partidos, ni siquiera de ideologías determinadas,
sino del sentimiento revolucionario más amplio que busca igualdad, dignidad,
soberanía?? 

EL DIARIO DEL CHE: FUIMOS SIMPLES INTERMEDIARIOS

Punto Final, proyecto para decir verdades, fue en sus inicios y ha sido un
ejercicio de compromiso, de voluntades. Sus fundadores, prestigiosos
periodistas y escritores, no recibían sueldo y vivían del trabajo en otros
medios. Las ediciones impresas actuales, en dos colores, hablan de que sigue
siendo una publicación humilde en cuanto a recursos materiales, sin el
despliegue multicolor y publicitario que es regla común en el presente. Sin
embargo, sigue teniendo lectores, quizá porque lo que se encuentra en sus
páginas tampoco es regla común en el presente.

¿Sigue siendo precaria la economía de Punto Final?

?La principal dificultad que tenemos hoy es el financiamiento. En Chile no
hay ningún medio de prensa escrita o audiovisual que pueda subsistir sin
publicidad pagada. El Estado maneja en publicidad aproximadamente 300
millones de dólares anuales, y hemos comprobado que sólo beneficia a unos
pocos medios. Nosotros estamos dando una batalla en la cual hemos logrado
integrar al Colegio de Periodistas y otras organizaciones, pero sin
resultados hasta ahora. A la empresa privada no podemos pedirle nada, menos
una revista como la nuestra, pero al Estado sí. Entonces, estamos dando esa
batalla, hemos apelado a que se haga una investigación sobre la distribución
de la publicidad del Estado.

?En la práctica no tenemos personal pagado, plantilla de periodistas.
Pagamos algunas pocas colaboraciones, alguna otra gente trabaja puramente
por simpatía y se gana la vida en otra cosa? Tenemos muchas limitaciones.
Para nosotros no es fácil mandar a alguien a reportear dentro del mismo
país, no hablemos del exterior. Subsistimos en condiciones materiales
mínimas. Más pobres no podemos ser.?

Pero tienen lectores?

?Sí, tenemos lectores. Ahora sí, en honor a la verdad te digo que tenemos
menos lectores que en el año 73. Es un problema general, de muchos. Estamos
vendiendo en estanquillos o kioscos a través de las principales ciudades del
país unos 8 mil ejemplares. En el 73 vendíamos más del doble, y hubo
ediciones especiales como la del Diario del Che en Bolivia, con 65 mil o más
ejemplares vendidos.

¿Muchos jóvenes entre los lectores?

?Fíjate, que esa es una de las grandes sorpresas que hemos tenido. Se han
hecho encuestas, no nuestras sino de las empresas que buscan con sondeos
periódicos estudiar el público de los medios para saber dónde invierten en
publicidad, y han salido esos datos sobre los lectores de Punto Final. La
gran sorpresa para nosotros es que la mayor parte de los lectores de Punto
Final son jóvenes de 15 a 29 años, de estratos socioeconómicos medios a
bajos. Eso nos quita interés para los anunciantes, porque se trata de un
público lector de bajo nivel adquisitivo, pero habla de la juventud de la
revista y de una reacción positiva de la juventud. Yo mismo creía que
escribíamos para viejos nostálgicos del socialismo.

Punto Final ha cumplido 41 años pendiente siempre de la realidad
latinoamericana, con el valor agregado de su perspectiva analítica. A pesar
de los avatares, ¿se ha logrado conformar un archivo de Punto Final?

?Sí, ese no es mérito nuestro. Un grupo de jóvenes chilenos y alemanes tomó
la iniciativa hace un par de años de poner en Internet lo que llamaron la
colección histórica de Punto Final, o sea, desde su fundación en 1965 hasta
su clausura el 11 de septiembre de 1973. Ya está en Internet, salvo un
número que no se ha podido encontrar. Así se ha hecho accesible a muchos la
posibilidad de leer los materiales de aquella época. Ya en esta época
contamos con un sitio en Internet que reproduce digitalmente la versión
impresa de la revista. Modestamente, creo que es una revista con un valor
histórico enorme para jóvenes y futuros investigadores sobre hechos y
procesos del continente en estas décadas.

¿Qué parte de su historia y de la de Punto Final representa haber
participado en el envío a Cuba del Diario del Che en Bolivia?

?Llegó de casualidad a nuestras manos. Hay quienes nos dan el mérito y se
imaginan toda una operación misteriosa y nosotros en ella. En realidad
fuimos simples intermediarios de quienes enviaban el diario, Antonio
Arguedas (Ministro del Interior de Bolivia) y gente cercana a él? En 1968 no
había en Chile embajada ni consulado cubano. Y por alguna razón Arguedas o
su familia creyeron, quizá por los artículos que veían en la revista, que
nosotros teníamos algún vínculo con Cuba, que podíamos ser el canal a través
del cual llevar a Cuba el Diario del Che en Bolivia.

?El hecho concreto es que sucedió de pronto: un señor golpea la puerta, nos
pide conversar, nos explica de qué se trata y nos entrega el diario, que
venía en películas de 35mm, ocultas en las carátulas de unos discos de
acetato, con portadas del lago Titicaca y otras cosas de Bolivia. No
conocíamos la letra del Che, pero en esos días estaba en Chile un amigo
cubano que sí la conocía. Era una letra difícil, de médico. Nos confirmó que
sí era su letra y entonces Mario Díaz, mi colega fundador de la revista,
llevó todo a Cuba oculto en sus cosas y se lo entregó a Manuel Piñeiro.

?El Diario... se publicó en Cuba en julio del ´68. A nosotros, esa
participación nos permitió publicarlo para el cono Sur en Punto Final, con
65 mil ejemplares. Tuvimos esa gran satisfacción. Pero repito que el mérito
de salvar el Diario... toca a otros, nosotros fuimos sólo los intermediario



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