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Wikileaks: Venezuelan ambassador Freddy Balzan emails 2005-2008

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  • To: "violeta" <violeta@rhc.cu>
  • Subject: Bonifacio Byrne
  • From: Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>
  • Date: Mon, 3 Jul 2006 11:22:05 -0400

 

 
En el aniversario 70 de su muerte.
 
                  BONIFACIO BYRNE, EL SECRETO AUTOR
                                    DEL SONETO A MUJICA
 
                                                  Por Joaquín G. Santana
 
    Nadie sospechó de Bonifacio Byrne. La mañana que fusilaron en Matanzas al patriota Domingo Mujica los pobladores de la ciudad portuaria despertaron espantados. El fusilamiento se sumaba al arresto de centenares de independentistas que habían sido confinados a la cárcel matancera. Muchos otros habían sido enviados ya a penitenciarías en territorio español. Pero, repito, nadie sospechó de Bonifacio Byrne, cuando días después, en las columnas del muy vigilado edificio del Gobierno Militar, escrito apresuradamente con carbón, amaneció un soneto dedicado a Mujica que sentenciaba: “Murió de cara al mar, como un valiente,”/ bañado por la luz de la alborada,/ noble, serena y firme la mirada, / tranquilo el corazón, alta la frente”.
      Nadie podía sospechar de Bonifacio Byrne porque dos años antes del estallido de la tercera guerra por la independencia, ocurrido el 24 de Febrero de 1895, había publicado su primer libro de poesía
 
                                             (2)
(“Excéntricas”), dando fe de un arte poético marcado por la delicadez y la ilusión abstractas, que se correspondía a plenitud con un deseo del poeta: “quisiera escribir en un idioma en que cada palabra fuera azul –cada sílaba, música y aroma- y cada frase un manantial de luz”. Cultor de versos exquisitos era difícil sospechar que a Byrne se debía el subversivo soneto dedicado a Mujica que muchos leyeron, sorprendidos, en la fachada de la tenebrosa instalación militar matancera. Este era, sin duda, otro modo de hacer poesía de manera directa y esencial.  Y este cambio en su orientación formal y estética dio ventaja al poeta puesto que, mientras las autoridades conseguían identificar al autor del soneto, Byrne ya había huido a Estados Unidos.
     Casi treinta años después, en su antología “La poesía moderna en Cuba”, Félix Lizaso y José Antonio Fernández de Castro afirmaron que Bonifacio Byrne “hubiera hecho dar a nuestra lírica un enorme paso de avance” pero el poeta renunció al modo modernista de hacer poesía y se consagró a escribir lo que hoy llamaríamos “poesía militante”, según Salvador Bueno.
    La vida patriótica y literaria de Byrne confluyeron en una sola vertiente: el amor a Cuba. En el exilio se dedicó a labores separatistas y fundó en Tampa un Club Revolucionario del cual fue Secretario a perpetuidad. Durante su estancia en esa ciudad trabajó
                                             (3)
como torcedor de tabacos pero colaboró en “Patria”, el periódico fundado por Martí, y “El Porvenir” y “El Expedicionario”. De regresó a Cuba en 1899, cuando se asoma a la cubierta del barco que lo traía de regreso a la patria vislumbra a lo lejos la bandera que había hecho suya con alma y corazón y vida y advierte receloso que otra, la norteamericana, a su lado la limita y empequeñece, le roba luminosidad y elegancia.
     De esa negativa experiencia brotó su poesía más celebrada y popular (“Mi bandera”) como resumen de la frustración de todos los cubanos que, como él, habían dado todo por la verdadera independencia:
                            Al volver de distante ribera
                            Con el alma enlutada y sombría,
                            Afanoso busqué mi bandera
                            Y otra he visto, además de la mía¡
 
                             ¿Dónde está mi bandera cubana,
                             La bandera más bella que existe?
                              Desde el buque la ví esta mañana
                              Y no he visto una cosa más triste¡
 
                               Con la fe de las almas austeras
                                                (4)
                               Hoy sostengo con honda energía
                               Que no deben flotar dos banderas
                                Donde basta con una: la mía¡
 
El 5 de julio de 1936, a los 75 años de edad, murió en su Matanzas natal Bonifacio Byrne cuyos versos retomó muchos años después el Comandante victorioso de la Sierra Maestra, Camilo Cienfuegos, para proclamar ante una multitud revolucionaria desde la Terraza Norte del antiguo Palacio Presidencial:
                            
                           Si deshecha en menudos pedazos
                           Llega a ser mi bandera alguna día,
                           Nuestros muertos alzando los brazos
                           La sabrán defender todavía…



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