VEREDICTO, por Jorge Gómez Barata

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: Estados Unidos ha pedido a la ONU que se prepare para el uso de la fuerza

VEREDICTO

 

                                                                  Jorge Gómez Barata

 

 

Al concluir el plazo concedido por el Consejo de Seguridad por medio de la Resolución 1696, la Agencia Internacional de la Energía Atómica, ha decretado la culpabilidad de Irán, ofreciendo Estados Unidos la justificación que hace años procura para promover sanciones contra el Estado persa.

El informe presentado ayer crispa el ambiente y permite presumir una escalada del conflicto, que puede conducir a una agresión norteamericana contra Teherán y a un agravamiento sin precedentes del conflicto en el Medio Oriente.

En las próximas semanas el debate se desplazará de las especulaciones y los intentos por encontrar pruebas para acusar a Irán, al forcejeo para determinar cuáles serán las sanciones, en que momento se adoptarán y cómo se aplicaran, lo que es mucho más difícil que  escribir un informe.

 Como se recordará en la Resolución 1696, que concedió a Irán un plazo hasta el 31 de agosto para detener el enriquecimiento de uranio, se invocó el artículo 41 del Capitulo VII de la Carta de la ONU, hecho que la convirtió en vinculante es decir, de obligatorio cumplimiento para todos los estados miembros.

La amenazadora Resolución conminaba a Irán a detener el enriquecimiento de uranio, bajo la amenaza de recibir sanciones que si bien, al amparo del artículo 41 no incluyen el uso de la fuerza, pueden llegar a la ruptura de los vínculos económicos por parte de los estados miembros, el bloqueo de las comunicaciones, el cese del trafico ferroviario, marítimo y aéreo e incluso, la ruptura de relaciones diplomáticas.

Aunque el informe presentado por la AIEA es sospechosamente ambiguo, al declarar que no le consta que el programa nuclear iraní tenga objetivos militares, tampoco confirma su carácter civil y, aunque afirma que se trata de un programa de investigaciones y reconoce que el equipamiento conque cuenta Irán no es apropiado, ni suficiente para la producción de uranio enriquecido en las cantidades ni con el grado de pureza que se necesita para producir bombas atómicas, alude a la existencia de ciertas centrifugas sofisticadas.

De inmediato, como era de esperar, se registró una subida en el tono de la retórica norteamericana. John Bolton declaró que el tema de las sanciones a Irán no concierne exclusivamente a la ONU, dando a entender que Estados Unidos y sus aliados, (en caso de que los tuviera para semejante aventura) pueden actuar por su cuenta.

Por su parte, en Salt Lake City, al intervenir ante la Legión Americana, el presidente Bush advirtió que: “Irán pagará el precio por desafiar a la comunidad internacional y proseguir sus actividades nucleares.”

Resoluciones al amparo del capitulo VII sólo pueden ser adoptadas con la unanimidad de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, cualquiera de los cuales pudo bloquear el acuerdo acudiendo a su derecho al veto. Si ninguno lo hizo hace un mes, pueden encontrarse ahora sin argumentos.

Por su parte Irán se ha esforzado por restar dramatismo a la situación creada por el informe y, por intermedio de los principales ejecutivos de la rama nuclear e incluso del presidente Mahmoud  Armadinejad, ha reiterado que: “Por ninguna razón y bajo ninguna amenaza renunciará a su derecho de llevar adelante su programa nuclear con fines pacíficos y de no ceder ante ninguna clase de presiones psicológicas ni políticas”