LA AMERICA PROFUNDA, por Jorge Gómez Barata

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: LA AMERICA PROFUNDA

LA AMERICA PROFUNDA

 

                                                                 Jorge Gómez Barata

 

 

 

 

El significado del triunfo de Evo Morales para la América Latina trasciende la anécdota política, no sólo porque se trata de un hecho aplazado durante más de 500 años, sino porque es un claro indicio de que las masas han aprendido a utilizar los mecanismos que se le habían impuesto para dominarlas.

En ninguna otra región el pasado ejerce tanta influencia sobre el presente como en América Latina. Cinco siglos después las consecuencias de sucesos tan violentos como la conquista, la colonización y la trata de esclavos, seguidos por las prolongadas e infructuosas guerras por la independencia, no sólo explican sino que condicionan los actuales procesos políticos y sociales.

De todo aquello nos quedaron formidables deformaciones estructurales, entre ellas: el dominio de la primitiva oligarquía criolla, sostenida por los terratenientes, el clero y el ejército que asume las republicas como botín y que en un retruécano difícil de entender, sirve de base al sistema de partidos político y a la democracia representativa.

 A la Europa que impuso a los pueblos originarios su dominio, se sumaron los Estados Unidos para ofrecer a los criollos una caricatura de sus instituciones. América se llenó de parlamentos, de palacios, de presidentes y de caudillos que gobiernan tan despóticamente como los virreyes y  capitanes generales españoles. La democracia latinoamericana trató de imitar a la europea y, por su pasado, resultó una parodia.

Los partidos liberales y conservadores, unionistas y federalistas, blancos y colorados fueron una fea pantalla para una mal disimulada cobertura del caudillismo preferido por la oligarquía. En el tragicómico baile de máscaras donde es falso, excepto la explotación y la exclusión de las mayorías y la entrega a los imperios, desperdició América Latina cuatrocientos años.          

Esa era, a muy grandes trazos la rutina hasta que apareció en el escenario la Revolución Cubana que no sólo no entró en el juego, sino que ignoró las reglas. Cuando, desde dentro y desde afuera Fidel Castro fue presionado para que llamara a comicios, el líder cubano los dejó perplejos cuando preguntó: “¿Elecciones para qué?”.

La Revolución tardó 15 años en efectuar elecciones y cuando las realizó prescindió de los partidos, de las campañas electorales de la propaganda y la demagogia, también del modelo soviético de la tentación al corporativismo  y de todas las formulas conocidas.

El aporte de Cuba no fue ofrecer una receta sino indicar que las había y que podían existir alternativas, aunque para asumirlas era preciso cambiar los protagonistas y devolverle el poder al pueblo.

Es exactamente lo que ahora está ocurriendo cuando los partidos políticos tradicionales son echados a un lado sin compasión. Es la lección de Venezuela donde se vota más que Suiza, aunque se prescinde de partidos y de maquinarias.

En Bolivia se ha dado el primer caso de la toma del poder desde los movimientos sociales que han movilizado a las masas a partir de consignas generadas por ellas mismas, encumbrando a un líder nominado por ellas. A Evo  Morales no lo postuló el MAS, sino las masas.  

La lección que viene del fondo, de las entrañas de la América profunda es que e la alternativa esta en la alternativa. No descarto la vía tradicional, aunque le arriendo la ganancia.