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Observatorio Político
La historia que la DC
PREFIERE OLVIDAR


Patricio Aylwin y su hija Mariana reaccionaron con una pataleta ante el
intento de la directiva del Partido Demócrata Cristiano de emitir un
pronunciamiento sobre el papel que cupo a la DC en el golpe de Estado de
1973.
La tarea fue encomendada a Sergio Micco y Eduardo Abedrapo, vicepresidentes
del PDC. Entregaron un documento a la presidenta del partido, la senadora
Soledad Alvear, poco después de la muerte de Pinochet.
El lunes 18 de diciembre, sin embargo, tras la airada reacción de Patricio y
Mariana Aylwin y algunos otros dirigentes, la presidenta del PDC se vio
obligada a congelar la iniciativa y a calificar de ³borrador² al documento.
Los años de la Unidad Popular -y los que siguieron con los militares en el
poder- son una dolorosa esquirla que permanece bajo la piel de muchos
democratacristianos.
Los documentos confidenciales desclasificados por el gobierno de Estados
Unidos entregan pruebas irrefutables del apoyo financiero de la CIA y
algunas transnacionales norteamericanas al PDC para fortalecer la campaña
electoral de Eduardo Frei Montalva en 1964, luego para impedir el triunfo de
Allende en 1970 y, más tarde, para defenestrar al gobierno de la Unidad
Popular.
Los trazos gruesos de esta historia son más o menos conocidos. Pero lo que
inquieta a los viejos falangistas son los detalles, ver sus nombres en
declaraciones y convocatorias que revelan los verdaderos compromisos del PDC
en aquellos años aciagos.

PRIMERAS TENTACIONES

A fines de 1969 Radomiro Tomic aceptó ser candidato del PDC en las
elecciones presidenciales de septiembre de 1970, y medirse con Salvador
Allende y Jorge Alessandri. Su programa, muy parecido al de la UP (planteaba
un ³socialismo comunitario²), puso énfasis en la nacionalización del cobre,
la reforma agraria y la participación del Estado como regulador de la
economía.
Allende se impuso por escaso margen (1.075.616 votos contra 1.036.278), sin
alcanzar la mayoría absoluta. El Congreso Pleno debía decidir entre Allende
y Alessandri quién sería el nuevo mandatario.
El candidato de la derecha hizo saber que renunciaría si era nominado y que
bajo ninguna circunstancia repostularía. Era un claro mensaje al PDC: la
derecha apoyaría a un candidato falangista en una segunda elección para
impedir la llegada de la Izquierda al gobierno.
El 23 de septiembre de 1970, la mesa directiva, encabezada por el senador
Benjamín Prado, inició conversaciones con Allende. Ese mismo día, el
ministro de Hacienda, Andrés Zaldívar, habló por cadena de radio y
televisión. Afirmó que en la economía se observaban desequilibrios ³propios
de la anormalidad política que el país comenzaba a vivir...².
Bombazos, que parecían de misterioso origen, estremecieron diversas ciudades
mientras muchas familias adineradas hacían maletas para salir del país.
Algunos regimientos empezaron a ser visitados secretamente por civiles. Un
sector de la derecha -y también ciertos democratacristianos- estaban
dispuestos a impedir la elección de Allende en el Congreso.
El 3 de octubre de 1970 se realizó la Junta Nacional del PDC. Prado entregó
su cuenta afirmando que el camino para Chile seguía siendo el de ³la
revolución democrática y popular², por lo que no cabía acercamiento alguno
con la derecha. Agregó que el PDC no negaría ³la sal y el agua² al eventual
gobierno de la UP. Hubo dos votos políticos. Uno, presentado por Rafael
Moreno, reflejaba la posición progresista de unos 50 parlamentarios (de un
total de 75), de la juventud, del núcleo sindical, de la mayoría de los
presidentes provinciales y profesionales y técnicos de la DC. El otro voto,
propuesto por Juan de Dios Carmona, respondía al sector freísta o ³guatón².
Moreno propuso apoyar en el Congreso Pleno la candidatura de Allende, tras
acordar un Estatuto de Garantías Constitucionales. Este voto fue defendido
por Tomic, Renán Fuentealba, Bernardo Leighton, Luis Maira, Luis Badilla y
Benjamín Prado.
El voto de Carmona fue defendido por Patricio Aylwin y Jaime Castillo,
apoyados por Jorge Santibáñez, Héctor Galaz y Manuel Fernández. Postulaba
presentar al Congreso el proyecto sobre garantías constitucionales pero sin
mediar acuerdo ni conversaciones previas con la UP.
Los ministros DC presentes en la Junta partidaria tomaron posiciones
distintas. Gabriel Valdés, Gustavo Lagos y Máximo Pacheco se alinearon con
Moreno; Patricio Rojas, Andrés Zaldívar y Carlos Figueroa, con Carmona. La
Junta, por 271 votos contra 191, se inclinó por la postura de Moreno. Pero
acordó agregarle indicaciones del voto de Carmona.
Los delegados tenían claro que el PDC iba a la oposición a la UP, pero había
diferentes modos de asumir ese rol. Se visualizaban tres tendencias:
Una se inclinaba a la derecha y agrupaba a los hombres de Frei. Entre ellos, Edmundo Pérez Zújovic, Patricio Aylwin, Andrés Zaldívar, Juan Hamilton, Juan
de Dios Carmona, Patricio Rojas, Carlos Figueroa, Jaime Castillo y Enrique
Krauss.
Una segunda corriente se ubicaba en el centro y aglutinaba a dirigentes como
Prado, Renán Fuentealba y Bernardo Leighton. La tercera línea era
francamente de Izquierda y reunía, entre otros, a Bosco Parra, Luis Maira,
Luis Badilla y Pedro Felipe Ramírez. Pese a estas diferencias, los
parlamentarios DC votaron disciplinadamente por Allende en el Congreso Pleno
y la UP llegó a La Moneda.

EL PESO DE LOS ³GUATONES²

Los días 12 y 13 de diciembre de 1970 se efectuó una nueva Junta Nacional de
la DC. Allí se enfrentaron dos pensamientos expresados en votos políticos.
Uno de Renán Fuentealba y el otro de Zaldívar. Este último insistía en que
el PDC debía oponerse frontalmente al gobierno de Allende, argumentando que
en Chile existían sólo dos fuerzas alternativas de poder: UP y Democracia
Cristiana.
El voto de Fuentealba expresaba que había grandes coincidencias entre el
programa que había defendido Tomic y el de la UP. Por tanto, no cabía una
oposición cerrada y se debían apoyar todas las iniciativas del Ejecutivo que
coincidieran con el programa del PDC.
Se impuso esta tesis, y los ³guatones², partidarios del ³camino propio²,
sufrieron una derrota. Narciso Irureta fue elegido presidente de la DC y el
médico Osvaldo Olguín ocupó la primera vicepresidencia.
El 4 de abril de 1971 se realizaron elecciones municipales y,
simultáneamente, una complementaria en la Circunscripción de Valparaíso para
llenar la vacante senatorial dejada por Allende.
Los comicios municipales entregaron el siguiente resultado: PS, 631.939
votos (22,38%); PC, 479.206 (17,36%); PR, 225.851 (8,18%); PSD, 38.067
(1,38%). Total UP: 1.404.186 (50,86%). La oposición: PDC, 723.623 (26,21%);
PN, 511.669 (18,53%); PDR, 108.192 (3,91%); Padena, 13.435 (0,49%). Total:
1.356.919 (49,14%).
En las complementarias porteñas ganó el socialista Adonis Sepúlveda, con
25.521 votos, seguido por Andrés Zaldívar, del PDC, con 16.401; para el
candidato de la derecha, el abogado Jorge Ovalle, sólo hubo 6.674 votos.
Casi dos semanas después, el 18 de abril, la Juventud DC realizó su Junta
Nacional. En los acuerdos se expresó: ³El empate que se entroniza en Chile,
ratificado en las elecciones municipales, deja una gran lección: en manos de
la Democracia Cristiana está la posibilidad de dar un impulso final y
definitivamente irreversible a la revolución chilena, democrática y
popular². Añadía que ³no proceder así conlleva el riesgo no sólo de
desvirtuar y frustrar los cambios que requiere el país, sino la perspectiva
a corto plazo de un desplome institucional².
Un Consejo Ampliado del PDC fue convocado para los días 7 y 8 de mayo, en
Cartagena. En sus resoluciones destacó que ³la Democracia Cristiana no
desestima la posibilidad de acuerdos con la UP para la realización de
objetivos determinados y específicos; pero cree que su misión fundamental es proponer sus propias soluciones para que los chilenos adviertan con claridad cuáles son las diferencias y coincidencias fundamentales existentes entre la
DC y la Unidad Popular².
No obstante, estos acuerdos comenzaron a ser rebasados por las bases
democratacristianas, más sensibles a la influencia del freismo. Las mujeres,
profesores, profesionales, técnicos e incluso los campesinos del PDC
comenzaron a ver amagados sus espacios y reaccionaron casi corporativamente;
pidieron una posición más dura contra la UP.

SOSPECHAS SOBRE UN CRIMEN

El 8 de junio fue asesinado por la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP),
el ex ministro del Interior de Frei, Edmundo Pérez Zújovic. El PDC se
conmocionó y exigió que las investigaciones las realizara el servicio de
inteligencia del ejército. Hasta hoy, ese crimen está rodeado de sombras y
sospechas que incluso comparte el que entonces era jefe operativo de Patria
y Libertad, Roberto Thieme.
Militantes socialistas que integraban un grupo de inteligencia detectaron la
presencia de un japonés y de una monja brasileña que asesoraban a miembros
de la VOP. Fueron detenidos por Investigaciones, pero recuperaron su
libertad y abandonaron el país, perdiéndose su rastro.
Dos días después, el PDC y el Partido Nacional cerraron filas tras Edgardo
Boeninger, candidato a la rectoría de la U. de Chile, quien se impuso con
51,42% de los votos al 48,24% de Eduardo Novoa, candidato de la UP.
Enfrentado a una elección complementaria de diputado en Valparaíso, en
julio, el PDC postuló al médico Oscar Marín, ex militante del sector
conservador del radicalismo, a quien la derecha apoyaría. El 21 de junio,
Luis Badilla, presidente de la JDC, había señalado que ³es un deber
denunciar ante el país la estrategia oportunista de la derecha que,
aprovechándose de los últimos acontecimientos, trata de enfrentar a la DC
con el gobierno². La elección complementaria dio como ganador a Marín, con
141.450 votos (50,16%), contra 136.813 (48,5%) del socialista Hernán del
Canto.
A fines de julio de 1971, Bosco Parra, destacado ideólogo de la Izquierda
democratacristiana, planteó que se prohibiera cualquier tipo de alianza con
la derecha, lo que fue rechazado. ³He llegado al convencimiento de que las
posiciones cristianas de Izquierda no tienen perspectivas reales dentro del
partido², manifestó Parra al comunicar su renuncia al PDC. Le siguieron
otros seis parlamentarios -Fernando Buzeta, Jaime Concha, Alberto Jaramillo, Luis Maira, Pedro Urra y Pedro Videla- a los que se sumaron Osvaldo Giannini
y Pedro Felipe Ramírez, además de Luis Badilla, numerosos cuadros juveniles
y militantes de otros estamentos.
A comienzos de agosto Narciso Irureta afirmó que el PDC seguía siendo ³un
partido de Izquierda y revolucionario que lucha por los cambios² y que las
renuncias eran una advertencia para que nunca más toleraran fracciones al
interior de la colectividad.
Jaime Castillo Velasco fue más categórico: ³Los que se han alejado -dijo-
pasarán a ser lo que hoy es el Mapu u otros desertores: un pequeño grupo de
odios, de contradicciones, de vida falsa, de servilismo ante el poder de
otros².
En octubre, el presidente de la JDC, Ricardo Hormazábal, insistió en que ³la
DC es un instrumento eficaz para efectuar la sustitución del sistema
capitalista y sus fórmulas neocapitalistas por una sociedad comunitaria².

REUNION EN MELIPILLA

Dos nuevas elecciones complementarias -en enero de 1972 (una de senador por
O¹Higgins y Colchagua y otra de diputado por Linares)- servirían para que
los cantos de sirena de la derecha atrajeran a un sector del PDC. Rafael
Moreno recibió el apoyo del Partido Nacional, de la Democracia Radical y de
Patria y Libertad, en el primer caso. El PDC decidió apoyar a su vez al
nacional Sergio Diez, en Linares, lo que provocó la renuncia de decenas de
militantes falangistas.
A comienzos de marzo se conoció de una reunión en la chacra El Arroyo de
Chiñigüe, en Melipilla, a la que asistieron Francisco Bulnes y Sergio Diez
(PN); Patricio Aylwin y Andrés Zaldívar (PDC); Julio Durán (DR); Jaime
Guzmán, Arturo Fontaine, Orlando Sáenz y algunos miembros del Poder
Judicial. El anfitrión, Sergio Silva Bascuñan, sólo reconoció a El Mercurio
que se habían conversado ³problemas que afectan a todos los chilenos².
La nueva directiva del PDC, encabezada por Renán Fuentealba, Bernardo
Leighton y Belisario Velasco, extremaba esfuerzos para llegar a
entendimientos con Allende y la Unidad Popular.
En junio, la Democracia Cristiana Universitaria rechazó ir con la Juventud
Nacional en las elecciones de la Fech. Diputados como Fernando Sanhueza y
Claudio Huepe calificaron a Sergio Onofre Jarpa, presidente del PN, de
³insensato e irresponsable²; y Tomic emitió una carta donde pidió ³que el
pueblo decida² en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973.
Por su parte, Juan Hamilton, Carmona, Pareto, Orrego, Zaldívar y otros
³guatones² aparecían cotidianamente en El Mercurio, La Segunda, Tribuna y La
Prensa en franco acuerdo con la derecha. Privadamente, en tanto, Aylwin y
Francisco Bulnes preparaban el lanzamiento de la Confederación Democrática
(CODE).
En las elecciones de marzo de 1973, planteadas como un plebiscito por la
oposición, la CODE consiguió 54,70% y la UP 43,39. Pero la UP aumentó sus
senadores y diputados y la CODE bajó. Así, no se consiguió quórum para
acusar constitucionalmente al presidente Allende.
Eduardo Frei Montalva declaró a la prensa italiana que ³Chile se precipita a una dictadura marxista²; Carmona y Hamilton empezaron a apelar a las Fuerzas
Armadas y nueve senadores (Moreno, Carmona, Hamilton, Musalem, Papic,
Foncea, Gormaz, Zaldívar y Lavandero) pidieron a Patricio Aylwin que se
postulara para presidir el PDC.
El 9 de abril de 1973, Renán Fuentealba entregó su informe político al
consejo ampliado del PDC. Planteó que ³la DC debe insistir en su propia
revolución² y que la existencia de la CODE sólo era una coyuntura electoral
y que ³su futura subsistencia se prestaría para inducir a errores².
Un mes después, el 10 de mayo, Fuentealba, Leighton y Velasco anunciaron que
no se presentarían a la reelección. El 13 Patricio Aylwin ganó la
presidencia del partido y Frei la presidencia del Senado.
El diputado del PN y periodista Luciano Vásquez emitió un juicio
premonitorio: ³Con la directiva del PDC recién electa, queda abierto el
camino para la unidad democrática que en estos momentos reclama Chile para
detener el avance totalitario del marxismo².
Dos días después, Aylwin marcó el nuevo estilo de la DC. Declaró que el
gobierno estaba destruyendo ³la economía y llevando al país a la miseria y
al hambre, desencadenando una ofensiva totalitaria caracterizada por
ilegalidades, abusos, mentiras, injurias, odio y violencia en la búsqueda de
la totalidad del poder para imponer una tiranía comunista².

TRAS EL GOLPE

La última directiva elegida durante el gobierno de la Unidad Popular
-encabezada por Patricio Aylwin e integrada, además, por Osvaldo Olguín,
Felipe Amunátegui, Carlos Salas y Eduardo Cerda-, emitió una declaración en
las horas siguientes al golpe del 11 de septiembre de 1973; fue calificada
como un ³pecado de ingenuidad² por Aylwin, quince años después, en sus
memorias.
El 7 de noviembre de 1973, en reunión ampliada en la sede de la DC, se
debatió el futuro del partido. Concurrieron Juan Argandoña, Edgardo
Boeninger, Octavio Burotto, José de Gregorio, Renán Fuentealba, Pedro Goic,
Ricardo Hormazábal, Fernando Irarrázaval, Narciso Irureta, Bernardo
Leighton, Alvaro Marfán, Benjamín Maluenda, Gutenberg Martínez, José
Monares, Sergio Molina, Rafael Moreno, Claudio Orrego, Benjamín Prado,
Radomiro Tomic, Ricardo Valenzuela y Andrés Zaldívar.
Unos, encabezados por Aylwin, confiaban en el pronto retorno de la
democracia. Fuentealba creía que la dictadura sería ³la más dura de todo el
continente² y Leighton pronosticaba que ³ni en diez años saldremos de esto².
Hubo recriminaciones y discrepancias pero se acordó un estatuto de
emergencia mediante el cual la autoridad se concentró en la directiva, el
consejo se transformó en comisión política y en vez de reunir a la Junta
Nacional, se optó por la consulta a los presidentes provinciales.
La directiva acordó que los militantes que fuesen llamados por los militares a colaborar con la dictadura, no debían negarse. Pero varios abogados, entre
ellos Andrés Aylwin, Jaime Castillo, José Galeano, Alejandro González y
Enrique Krauss, se dedicaron a prestar asesoría jurídica a los perseguidos
por la dictadura.
A fines de enero de 1974, Ricardo Valenzuela, Andrés Zaldívar y Rafael
Moreno fueron designados por Patricio Aylwin para reemplazar en la directiva
a Salas, Amunátegui y Cerda. A esa altura de la dictadura militar, no eran
más de cien los democratacristianos que de manera clandestina o semi
clandestina trataban de mantener vivo al partido.
Pronto la represión cayó sobre sus dirigentes más activos: Renán Fuentealba,
Bernardo Leighton, Belisario Velasco, Jaime Castillo y Claudio Huepe fueron
detenidos, relegados o exiliados. En las provincias, en las universidades,
en la administración pública y otros ámbitos, los militantes y simpatizantes
del PDC empezaron a sufrir persecución. Otros, como Juan de Dios Carmona,
William Thayer y Jorge Cauas se comprometían cada vez más con la dictadura.
A comienzos de octubre de 1974, neofascistas italianos al servicio de la
Dina intentaron asesinar a Leighton y su esposa, Anita Fresno, en Roma. El
³hermano² Bernardo estaba buscando acuerdos con los partidos de la Unidad
Popular para un frente amplio de oposición. El atentado estremeció al PDC.
Muchos adquirieron, entonces, conciencia que no cabían ambigüedades respecto
a la dictadura.
En abril de 1975, desde Nueva York, Bernardo Leighton, Renán Fuentealba,
Claudio Huepe, Ricardo Hormazábal, Radomiro Tomic y Gabriel Valdés
criticaron a Aylwin por insistir en la tesis del ³camino propio². Le
recordaron que el antimarxismo iba en retroceso en el mundo y le pidieron
caminar hacia un encuentro con los partidos de Izquierda.
A fines de octubre de 1976, Aylwin decidió renunciar, pero facultado por el
estatuto de emergencia nombró a la nueva directiva: presidente, Andrés
Zaldívar; primer vicepresidente, Tomás Reyes; segundo vicepresidente, Rafael
Moreno; tercer vicepresidente, Máximo Pacheco; secretario general, José de
Gregorio. Agregó dos cargos: Gutenberg Martínez, como presidente de la JDC y
José Monares, director sindical.
Designó, además, una comisión ³encargada de organizar y llevar a efecto el
Plenario Nacional para elegir nuevo presidente y pronunciarse sobre la
posición política del partido², integrada por Osvaldo Olguín, Emilio
Filippi, Juan Hamilton, Jorge Donoso y José de Gregorio. Surgieron entonces
dos tendencias. Andrés Zaldívar planteó la tesis de que ³la construcción del
nuevo proyecto social es un proceso de transición gradual². Tomás Reyes
Vicuña propuso: ³Nuestra fuerza política y social al servicio de la
recuperación democrática y en defensa de la justicia². Ambas propuestas
representaban las posiciones que convivían desde hacía casi una década en el
PDC. En marzo de 1977, el Plenario se pronunció a favor de la tesis de
Andrés Zaldívar.
Siete meses después, en octubre, el PDC emitió el documento Una patria para
todos: ³Sobre el pasado, la historia establecerá las responsabilidades. Hoy
tenemos que hacer un máximo esfuerzo de solidaridad. Estamos unidos en el
sufrimiento, en el fracaso y también en la esperanza?².
A mediados de octubre de 1980, la dictadura prohibió el retorno a Chile de
Andrés Zaldívar. Al frente del partido asumió Tomás Reyes en calidad de
subrogante y Raúl Troncoso ocupó la primera vicepresidencia. A fines de
1981, en el llamado Documento de consenso, el PDC afirmó que ³la
movilización social es el elemento esencial para crear un proceso de
democratización acelerado². Se planteó la necesidad de cambiar la directiva,
perfilándose como candidatos Claudio Orrego y Tomás Reyes, ninguno de los
cuales consiguió el consenso.
Tras la muerte de Frei Montalva el 22 de enero de 1981, surgió un acuerdo
para que Gabriel Valdés asumiera la conducción del PDC, pese a las
reticencias de Gutenberg Martínez y Claudio Orrego.
En mayo quedó constituida la nueva directiva: presidente, Gabriel Valdés;
primer vicepresidente, Patricio Aylwin; segundo vicepresidente, Narciso
Irureta; vicepresidentes Sergio Molina, Raúl Troncoso, Edgardo Boeninger,
Juan Hamilton y Tomás Reyes; secretario general, José de Gregorio. A ellos
se sumaron los jefes de los departamentos sindical, femenino y juvenil. Dos
meses más tarde, entraron en vigencia los nuevos estatutos.
Las diferentes ³sensibilidades² en la dirección, se apreciaron también en
otros frentes. En el juvenil, surgieron dos líderes, Miguel Salazar y Andrés
Palma; en el sindical, un grupo con Eduardo Ríos, Ernesto Voguel, Eugenio
León, Enrique Mellado, José Criado y Milenko Mihovilovic; y otro con Manuel
Bustos, Rodolfo Seguel, José Ruiz Di Giorgio y Ricardo Hormazábal.
En octubre, Gabriel Valdés inscribió su lista para repostular a la
presidencia del partido. La integraron Renán Fuentealba, Carmen Frei, José
Ruiz Di Giorgio, Raúl Troncoso y Alejandro Foxley. Las otras dos listas las
encabezaban Juan Hamilton y Adolfo Zaldívar.
El 1° de junio de 1985 se constituyó en Punta de Tralca, por primera vez
desde 1973, la Junta Nacional. Dos días después, Valdés obtuvo 110 votos, 83
Juan Hamilton y 25 Adolfo Zaldívar. La nueva directiva, encabezada por
Valdés, la integraron Jaime Castillo, Claudio Huepe, José Ruiz Di Giorgio,
Juan Hamilton y Gutenberg Martínez como vicepresidentes, y Eugenio Ortega,
secretario. Desde ese momento, los partidarios de Aylwin iniciaron una
soterrada campaña para evitar que Valdés se transformase en líder del PDC.
Una de las decisiones fue remover a Patricia Verdugo de su cargo de
redactora política de la revista Hoy, donde se aglutinaba el aylwinismo más
duro.
Al iniciarse 1987, estaba relativamente claro el cronograma de la transición
y la disputa por la mesa del PDC alcanzó renovado interés. Se presentaron
tres listas, lideradas por Patricio Aylwin, Ricardo Hormazábal y Arturo Frei
Bolívar.
El 4 de junio cerca de 30 mil democratacristianos eligieron sus autoridades
comunales y provinciales. Luego las juntas provinciales eligieron sus
delegados a la Junta Nacional. Tras dos días de debates, Patricio Aylwin fue
elegido con 132 votos (55%). La mesa quedó integrada por Andrés Zaldívar en
la primera vicepresidencia; Narciso Irureta, en la segunda; Edgardo
Boeninger, en la tercera; y, Gutenberg Martínez, como secretario general.

RETORNO TRIUNFAL

El 24 de octubre de 1988 se reunió la Junta Nacional de la DC para fijar
fecha a la elección del candidato presidencial del partido. Andrés y Adolfo
Zaldívar, Eliana Caraball y Ramón Briones presentaron un voto político con
apoyo de 34 de los 46 presidentes provinciales para levantar a Patricio
Aylwin como candidato. Los comandos de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Gabriel
Valdés, que también postulaban, se opusieron. Claudio Huepe, apoderado de
Valdés, enrostró a Aylwin su discurso en la Junta de 1987, cuando había
señalado que no asumía la conducción de la DC por aspiraciones
presidenciales. Gutenberg Martínez insistió en proclamar a Aylwin y diversos
oponentes amenazaron incluso con renunciar al partido. Finalmente los
negociadores (los hermanos Zaldívar, Boeninger, Irureta, Martínez, Caraball
y Bosselín, por el aylwinismo; Jaime Castillo, Ricardo Hormazábal, Claudio
Huepe y Andrés Palma, por los valdesistas y, Genaro Arriagada y Eduardo
Cerda, por el freismo) concordaron en que el 27 de noviembre una nueva Junta
Nacional nominaría al candidato presidencial.
El 27 de noviembre de 1988, antes de la elección de la Junta, valdesistas y
freístas denunciaron irregularidades en cerca de cinco mil inscripciones de
militantes y responsabilizaron a la División de Organización y Control que
dirigía Gutenberg Martínez. Dos militantes aylwinistas              -Juan
Osses y Eugenio Yánez- fueron sorprendidos en las oficinas donde se guardaba
el padrón electoral, episodio conocido como el ³Carmengate².
Tras los comicios internos, Frei pidió que se anularan, pero Aylwin calificó
³impertinentes sus reflexiones acusadoras².
El 12 de diciembre Aylwin se preguntó ³¿Por qué voy a renunciar si he ganado las elecciones?². Luego manifestó a Zaldívar que estaba dispuesto a bajar su
candidatura si lograba el consenso. Zaldívar inició las negociaciones
ayudado por los aylwinistas Patricio Rojas, Enrique Krauss y Sergio Pizarro.
Representando a Valdés, intervinieron Claudio Huepe y Carlos Eduardo Mena.
Por Frei lo hicieron Genaro Arriagada, Carlos Figueroa y Edmundo Pérez Yoma.
Cuando parecía que Zaldívar había logrado el consenso, faltando sólo el
compromiso escrito de los freístas, Juan Hamilton levantó nuevamente la
candidatura de Aylwin expresando que la posibilidad de consenso alrededor de
Zaldívar, ³había sido sólo para bajar la presión². Más tarde Aylwin
manifestó personalmente a Zaldívar que agradecía sus gestiones, pero que él
reasumía su candidatura.
El 5 de febrero de 1989, en la Casa de Ejercicios Sagrado Corazón, de
Talagante, la Junta Nacional de la DC eligió al candidato presidencial del
partido. Se enfrentaron Andrés Zaldívar, Eduardo Frei, Sergio Molina,
Gabriel Valdés y Patricio Aylwin. Los aylwinistas tenían mayoría en la
Junta, pero los valdesistas y freístas percibían que juntos podían ganar.
Zaldívar de nuevo surgió como candidato de consenso y se pidió que el
presidenciable fuese elegido al menos con 60% de los votos. La proposición
se sometió a votación pero se impuso la tesis de mayoría simple, impulsada
por los aylwinistas.
En la madrugada, Valdés y Frei solicitaron a Zaldívar que fuera candidato,
pero éste se negó luego de conversar brevemente con Juan Hamilton. Entonces,
Valdés subió al estrado y reconoció a Aylwin como candidato del partido.
Hasta hoy se ignora qué le dijo Hamilton a Zaldívar para conseguir que
declinara. Terribles sospechas al parecer impulsaron a Valdés a subir al
estrado para proclamar a Aylwin.
Los ³guatones² estaban de vuelta

MANUEL SALAZAR SALVO
(Publicado en Punto Final Nº 631, 29 de dciiembre, 2006)


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